lunes, 11 de julio de 2016

EL HOLOCAUSTO DE LOS LIBROS : MAYO 1933 (PRIMERA PARTE)

"Tras el redoble de seis tambores  del regimiento , cuatro jueces laicos  vistiendo capas rojas  anunciaron al alcalde  que los libros estaban  listos para  la quema , en el centro del círculo formado por sesenta soldados. Dieciséis mosqueteros  protegían la fuente  situada delante del Ayuntamiento, para prevenir cualquier desgracia  y toda clase de desórdenes.  El alcalde, con todo boato, apareció  ante la puerta del Ayuntamiento para supervisar el procedimiento.  Volvieron a  sonar los tambores , el juez supremo leyó la sentencia en voz alta y ordenó la quema al juez subordinado , el cual, tras avanzar hasta el centro  del círculo , ordenó que se encendiera la hoguera y cuatro lacayos  despedazaran  y echaran al fuego los escritos condenados ante la vista  del gran número de personas allí reunidas.Los libros quedaron reducidos a cenizas". Estas palabras aparecen en el libro "Breve historia de los libros prohibidos" del escritor y crítico literario alemán Werner Fuld (1947) y hacen referencia a una quema pública de libros que tuvo lugar en Frankfurt el 18 de noviembre de 1758 y donde vemos que se seguía un ritual casi como si se tratara de un auto de fe inquisitorial en el que fuera una persona y no un libro la víctima del fuego. Entre las personas que fueron testigos aquel día de la quema de los libros se encontraba un niño de nueve años de edad que con el tiempo estaba destinado a convertirse en uno de los grandes nombres de la cultura alemana, Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), que quedó impresionado por lo que había visto.  En su otra autobiográfica "Poesía y verdad"  escribe el propio Goethe sobre aquel triste espectáculo del que nos acaba de hablar Fuld "Tal vez valga la pena recordar  que también presencié la quema de un libro. Había lago verdaderamente terrible  en ver la ejecución  de un castigo a un ser inanimado.  Los fardos  estallaban bajo  las llamas y los libros que los componían eran separados  mediante atizadores para que ardieran  antes"






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Retrato realizado por el pintor alemán Joseph Karl Stieler (1781-1858)  del poeta, dramaturgo, ensayista y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), una de las figuras más importantes en la historia de la cultura alemana , que en 1759, cuando era todavía un niño , fue testigo de un hecho que le causó una honda impresión, la quema pública de libros en su ciudad natal, Frankfurt. Werner Fuld, en su obra "Breve historia de los libros prohibidos" nos cuenta el procedimiento que se seguía cuando se  establecía la prohibición de una obra  y que recuerda mucho a la ejecución pública de una persona 
"Cuando la autoridad dictaba  la prohibición y la quema de un escrito impreso , la orden de ejecución  se anunciaba en una plaza pública  con redoble de tambores y era leída por un juez. En la época de la Inquisición , actos seguido se colgaba  la sentencia en las puertas de las las iglesias del país. Una vez leída la sentencia en voz alta, se entregaba el objeto en cuestión al verdugo, que lo transportaba con solemnidad  hasta el lugar de la ejecución. Cuando había que quemar grandes cantidades de libros , se recurría a la ayuda de un mulo adornado con un manto con unas llamas pintadas.  Las cajas de libros que cargaba el animal  lucían las mismas llamas. Al son de timbales y trompetas , la comitiva se dirigía al lugar de ejecución , que en el siglo XVIII (cuando se produjo la quema de libros de la que fue testigo Goethe)  era siempre la plaza mayor de la ciudad. Allí se prendía fuego a los libros, nunca al amanecer , sino  bien entrada la mañana, en pleno horario comercial para que la quema tuviera la máxima audiencia posible"  
(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org/



Entonces se produjo un hecho curioso y tal vez inesperado para las autoridades que habían ordenado la quema de un libro del que Goethe omite decir el título y el autor  "No faltó mucho para que las hojas chamuscadas  volasen por los aires  y la multitud las atrapase ávidamente al vuelo"  Personas que probablemente no habrían hecho caso de aquel libro en circunstancias normales ahora casi se quitaban unas a otras las páginas chamuscadas que le viento  robaba a las llamas. El mismo Goethe se halla entre los que trataban de hacerse con alguna de ellas "Tampoco nosotros descansamos  hasta hacernos con un ejemplar  y no fueron pocos los que también supieron proveerse de aquel placer prohibido" Y es Goethe quien se percata de lo inútil que era aquella quema  "Es más - reflexiona - si lo importante para el autor hubiera sido la publicidad , él mismo no habría podido desear  ninguna mejor" . Mil setecientos años antes el poeta romano Publio Ovidio Nasón (43 a. C - 17 d. C)  escribía en su obra "Amores" que "Las cosas lícitas son insípidas; lo que estimula sabrosamente  es lo prohibido". Nada mejor que prohibir un libro para incitar a la gente a leerlo.  Y de la misma forma el escritor, traductor y filósofo alemán Johann Adam Bergk (1769-1834)  escribe en su obra " El arte de leer libros" que "aunque a veces estén amparadas por la ley , las prohibiciones  de libros nunca resultan  eficaces" .Bergk  publicaba su libro en 1799, diez años después del inicio de la Revolución Francesa y de la proclamación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que fue aprobada por la Asamblea Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789. En el artículo XI de ésta Declaración se amparaba el derecho a la libertad de expresión "Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de ésta libertad en los casos determinados por la ley"  Tal vez inspirado por estas palabras  Johann Adam Bergk escribía en 1799 , en continuación  de sus reflexiones sobre la ineficacia de prohibir los libros,  que "el derecho  internacional prohibe toda lesión del derecho humano  que permite a toda persona expresar sus pensamientos  públicamente  sin que quepa exigirle responsabilidad alguna , siempre y cuando no atente contra un derecho de terceros" .






En esta pintura  china del siglo XVIII  se recrea la quema de los libros ordenada por el emperador Qin Shi Huang (260-210 a. C) en el año 213 a. C, cuando fueron enviados a las llamas todos los libros escritos antes del inicio de su gobierno en 221 a. C , salvando únicamente los escritos de agricultura y los libros de profecías. En la parte inferior izquierda  podéis ver libros devorados por las llamas, mientras que a la derecha a un grupo de hombres  que están siendo arrojados por los soldados (vestidos de rojo) a un gran hoy cavado en el suelo, que recrea otro episodio que se atribuye al emperador,  aunque es difícil discernir cuanto tiene de realidad y cuanto de leyenda, la ejecución de 460  eruditos confucianos  que se oponían a cumplir las órdenes del emperador.  El historiador chino Sima Qian (hacia 145 a. C- 90 a. C) en su obra "Memorias históricas", la principal fuente de conocimiento de la Antigua China, el decreto del emperador rezaba que:
"Las historias oficiales, con excepción de las Memorias de Qin, deben ser todas quemadas. Excepto las personas  que ostentan el cargo de letrados  en el vasto saber, aquellos que  en el Imperio osen esconder estas obras , deberán acudir a las autoridades locales , civiles y militares  para que ellas los quemen.  Aquellos que osen dialogar entre sí acerca de ellas  serán aniquilados  y sus cadáveres expuestos en la plaza pública. Los que se sirvan de la Antigüedad para  denigrar los tiempos presentes serán ejecutados junto con sus parientes.  Treinta días después de la promulgación  de éste edicto , aquellos que no hayan quemado sus libros serán marcados y enviados a trabajos forzados"
Se podía decir más alto pero más claro no era posible. El que desobedecía el decreto  de destrucción de libros se arriesgaba o a una vida de trabajos forzados o a la muerte
(Imagen procedente de https://en.wikipedia.org
  






El historiador romano Cornelio Tácito (55-120) incidía en la escasa utilidad de las prohibiciones sobre los libros  porque  "Mientras era peligroso  poseer libros prohibidos ,el público los buscaba. Cuando se levantaron las prohibiciones, cayeron rápidamente en el olvido".  Para evitar su difusión era mejor guardar silencio sobre ellos antes que censurarlos o destruirlos. Pero estas palabras no impidieron que las autoridades  siguieran persiguiendo a los libros y a sus autores en diferentes momentos de la historia, aunque habría que añadir  que la persecución de los libros, y con ella de la difusión libre de las ideas,  ha sido más bien la regla que la excepción . En el año 213 a. C   Qin Shi Huang (260-210 a. C), que desde el 221 a. C gobernaba como el primer emperador de una China unificada, promulgaba un decreto que ordenaba la quema  de todos los escritos anteriores a su llegada al trono , excepto aquellos que estuvieran dedicados  a la medicina, la agricultura o las artes adivinatorias . El periodista y escritor español  Gregorio Doval (1955)  nos cuenta en su libro "Breve historia de la China milenaria " que  el primer ministro  Li Si(280-208 a. C)  "comprendió que los libros  de la Antigüedad permitían abrir una brecha crítica contra el Estado. Así que  convenció al emperador para  que ordenara quemar todos aquellos cuya temática no fuese la agricultura, la medicina o la profecía" y no contento con eso "dictó la muerte  de quienes en un plazo de treinta días , no hubieran hecho desaparecer los libros prohibidos" Y así se puso en marcha el particular holocausto de libros chino  "De hogar en hogar , los funcionarios tomaron los libros y los llevaron a una pira , donde los hicieron arder" . Parecido destino han corrido a lo largo de la historia las bibliotecas perdiéndose para siempre miles de obras en holocaustos, o tal vez habría que hablar de biblocaustos, colectivos  .El último gran rey de Asiria, Asurbanipal( 668-627 a.C ) era un rey amante del conocimiento que creó  una de las mayores bibliotecas de la Antigüedad en la ciudad de Nínive, a orillas del río Tigris. El escritor estadounidense Stuart. A. P. Murray en su obra "Bibliotecas: una historia ilustrada" escribe que el rey asirio "enviaba escribas a todos los rincones de su reino  a visitar otras bibliotecas  y registrar por escrito su contenido y organizó también las copias de obras literarias ". Pero Asurbanipal moría en 627 a. C y casi inmediatamente el Imperio Asirio comenzó a resquebrajarse. En el año 612 a. C  Nínive fue sitiada por un ejército combinado de medos y babilonios que después de tres meses de asedio superaron las defensas de la ciudad y la arrasaron. La ciudad desapareció de la historia y con ella su biblioteca , destruida por el fuego. 





Fotografía realizada hacia 1854 del arqueólogo Hormuzd Rassam (1826-1910), un cristiano de origen asirio que había estudiado en la Universidad de Oxford  y que en la década de 1850 estaba excavando  para el Museo Británico   en el terreno que antiguamente ocupaba la capital del Imperio Asirio, Nínive, que había descubierto años antes bajo la dirección del arqueólogo británico Austen Henry Layard (1817-1894). Layard había dejado la arqueología para dedicarse a la política y ahora era Rassam quién dirigía en solitario las excavaciones. En diciembre de 1853 él y su equipo realizaron un gran descubrimiento, el palacio del  rey Asurbanipal (628-627 a. C), el último de los grandes reyes asirios, pues tras su muerte el Imperio entró en una rápida decadencia.  Rassam después de describir la emoción que les causó el hallazgo  e internarse en el interior , nos relata así el descubrimiento de una de las grandes bibliotecas de la Antigüedad que había estado perdida durante  2400 años.
"En el centro del mismo salón descubrí la biblioteca de Asurbanipal, que consistía en tablillas  de terracota de todas las formas y tamaños ; las mayores de ellas , que resultaron estar mejor conservadas, estaban principalmente cubiertas de sellos, y algunas inscritas con jeroglíficos y caracteres fenicios "
Aquella biblioteca estaba formada por más de treinta mil tablillas , entre ellas la obra épica más antigua que se conserva  , la "Epopeya de Gilgamesh" .
Las llamas y el tiempo no pudieron acabar con la Biblioteca de Asurbanipal en Nínive
(Imagen procedente   https://en.wikipedia.org)




Unos siglos más tarde, después de que el rey macedonio Alejandro Magno (356-323 a. C) ocupara Egipto, Ptolomeo I  Sóter (367-283 a.C ) ,uno de los generales que se repartieron el imperio del rey macedonio a su muerte en 323 a. C en Babilonia, se encargó del gobierno de Egipto proclamándose faraón y fundador de una nueva dinastía,  la Ptolemaica, que se mantendría en el trono de Egipto durante el último período del gobierno de los faraones que culminaría con la muerte de Cleopatra VII(69 a. C- 30 a. C). Pero Ptolomeo I hizo algo más que fundar una dinastía, también creó en Alejandría, ciudad fundada por Alejandro Magno,  la más célebre de las bibliotecas de la Antigüedad , convirtiéndose en un centro mundial del saber, la Biblioteca de Alejandría. Escribe Stuart A. P Murray que "los administradores de la Biblioteca recogían rollos de todo el mundo, los organizaban y copiaban"  El número de obras conservadas en su época de máximo esplendor no lo conocemos , aunque algunas fuentes lo elevan hasta más de cuatrocientos mil rollos, mientras que otras lo reducen a  cuarenta mil, que aún así seguiría siendo un número formidable. Por desgracia el fuego, los terremotos  y  los saqueos acabaron con la biblioteca  en algún momento entre el siglo III y el siglo V. Según la tradición, durante siglos se creyó que el conquistador musulmán de Alejandría, Amr ibn al-As (fecha desconocida -663) , que invadió Egipto , hasta ese momento una provincia del Imperio Bizantino,  en una campaña  que se desarrolló entre 641 y 642,  había consultado al segundo califa musulmán, Umar ibn al- Jattab, conocido en Occidente como Omar (fecha desconocida - 644) , qué debía hacer con la Biblioteca de Alejandría, a lo que el califa le habría respondido "Si lo que está escrito en ellos concuerda con el libro de Dios , no son necesarios; si no concuerda, no son deseados. Por tanto, destrúyelos" . Aunque numerosos historiadores musulmanes de la Edad Media refieren este hecho  hoy los investigadores se inclinan por creer que cuando los musulmanes llegaron a Alejandría poco quedaba por destruir de la biblioteca, que hacía tiempo que había caído en el olvido. Mientras las grandes bibliotecas de la Antigüedad desaparecían , en Europa Occidental los libros encontraban un último refugio tras las  paredes de los monasterios. Conservados en su interior de la destrucción pero también ocultos para su lectura . 





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Recreación del interior de la Biblioteca de Alejandría en un grabado  del siglo XIX realizado por el artista alemán Otto von Corvin (1812-1886). Sobre ella escribe  Stuart A.P. Murray en su obra "Bibliotecas. Una historia ilustrada"
"La gran Biblioteca Real de Alejandría consiguió los mayores fondos bibliográficos  de su época. Las estimaciones más generosas calculan cuatrocientos mil ejemplares, mientras que los cálculos más conservadores  lo reducen a cuarenta mil. En todo caso  Alejandría se mantuvo como la capital intelectual del mundo occidental. Era esencialmente un templo dedicado  a las nueve musas, las diosas de las artes , entre ellas la poesía, la música, la canción, la historia, la oratoria.  Un edifico dedicado a ellas era más que un lugar donde guardar documentos y libros, por lo que era llamado Museo, el lugar de las musas, un lugar para la cultura "
Pero a partir del siglo III la inestabilidad política en forma de revueltas y guerras civiles afectaría a Alejandría y a su biblioteca. El 21 de julio la ciudad sufrió un devastador terremoto que según fuentes de la época pudo haber ocasionado más de cincuenta mil muertos. Es posible que el edificio principal de la Biblioteca quedara destruido entonces y lo que quedaba de sus fondos bibliográficos fuera conservado en el Serapeum, un templo dedicado al dios  Serapis. El 28 de febrero se promulgaba el Edicto de Tesalónica por el que el cristianismo    se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. Después de saberse ésto, , en Alejandría fueron destruidos y saqueados los templos dedicados a los antiguos dioses y es probable que lo que quedaba entonces de la Biblioteca en el Templo de Serapis también se viera afectado., por lo que cuando llegaron los musulmanes en 641  apenas debía quedar nada de la antigua Biblioteca de Alejandría, al menos es lo que hoy piensan un gran número de historiadores, si bien es todavía objeto de debate . Lo esencial es que las grandes bibliotecas de la Antigüedad habían desaparecido , excepto en el Imperio Bizantino , y en Europa Occidental los libros se refugiarían en el interior de los monasterios
(Imagen procedente  de https://es.wikipedia.org)



La lectura será  a partir de entonces ,y a lo largo de la mayor parte de la Edad  Media europea, un privilegio sólo al alcance de unos pocos  además de ser también una actividad sospechosa a los ojos de la Iglesia . Escribe Werner Fuld que  "ni siquiera la lectura autónoma de la Biblia se veía con buenos ojos , por cuanto podía inducir a la reflexión personal" algo que contradecía lo que siglos antes escribiera uno de los Doctores de la Iglesia, san Agustín de Hipona(354-430)  que afirmaba que "cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros"y lo que mil años después afirmara otra de las grandes figuras de la Iglesia, santa Teresa de Jesús (1515-1582), que advertía "Lee y conducirás; no leas y serás conducido" Pero es probable que ni a la Iglesia ni al sistema político que conocemos como feudalismo le interesara demasiado un pueblo cultivado y con conocimientos suficientes que le permitieran reflexionar y dudar , lo que significaría abrir las puertas para poner en cuestión el orden establecido .  Para evitarlo , la Biblia  sólo se hallaba en latín , la lengua empleada en la Iglesia y por las élites pero desconocida por el común del pueblo. Los intentos por difundir traducciones a las lenguas vernáculas llegarían a ser perseguidos sobre todo a raíz de la difusión de dos movimientos considerados heréticos. Uno de ellos fue la Iglesia Valdense , también conocida como los "Pobres de Lyon", creada por un próspero comerciante de Lyon llamado Pedro Valdo (hacia 1140- hacia 1217). El historiador español Jesús Mestre  Godes (1925) en su obra "Los cátaros: problema religioso, pretexto político"  nos cuenta que en un momento determinado de su vida, alrededor del año 1170 , Pedro Valdo decidió repartir toda su fortuna entre los pobres de la ciudad  , aunque también apartó una parte para su mujer y sus hijos a los que también abandonó, para empezar una nueva vida dedicada a la predicación. Ese sorprendente gesto había venido precedido de su petición de traducir el Nuevo Testamento y algunos libros del Antiguo Testamento a la lengua Provenzal ,pues sólo existían textos en latín y Valdo, al igual que la mayoría del pueblo, no entendía su contenido.  Según Godes el autor de la traducción fue un amigo suyo llamado Stéphan d´Anse, del que no he podido encontrar más información , y cuando por fin pudo leer el contenido del Nuevo Testamento quedó conmovido, en particular, por el episodio del  joven rico  contenido en el Evangelio de San Mateo.





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Estatua del historiador romano Publio Cornelio Tácito (hacia  55-120) que se halla delante del Parlamento de Austria en Viena. En su obra "Anales" Tácito recoge un caso de censura literaria durante el gobierno del emperador Tiberio (42 a.C - 37 d. C) que terminó con el autor de la obra censura ante los tribunales . Se trataba del historiador y senador romano Aulo Cremucio Cordo (fecha desconocida - 25 d. C)  que fue acusado de un delito de lesa majestad  (un delito que un siglo y medio  después era definido por el jurista Domicio Ulpiano (hacia 170-228)  como aquel que se comete contra el pueblo romano o su seguridad) . La acusación se debía a que en su obra  "Historia de las guerras civiles y del reinado de Augusto"  elogiaba a dos de los participantes en el asesinato de Julio César (100-44 a. C) , los políticos Marco Junio Bruto (85-42 a. C) y Cayo Casio Longino (hacia 87 - 42 a. C) , a los que calificó como "los últimos romanos". Aquello fue considerado como una glorificación de la extinta República  y por ello fue acusado de traición al estado. Cremucio se defendió durante el juicio subrayando que la ley de lesa majestad sólo podía aplicarse a los actos pero no a las palabras y enumeró nombres de autores del pasado que habían criticado al poder sin recibir castigo. Antes de que saliera la sentencia y sabiendo que se hallaba perdido, decidió dejarse morir de hambre. El Senado ordenó la quema de su obra aunque la familia de Cremucio pudo ocultarla  y sería publicada tras la muerte de Tiberio, durante el reinado de Calígula (12-41)
Werner Fuld recoge estas palabras de Tácito sobre el fracaso final de las censuras y la prohibición de los libros, pues el tiempo pasa, los regímenes censores caen , y las obras permanecen
"Mayor razón para reírme de la estolidez de quienes creen que con el poder del presente  se puede extinguir también la memoria de la posterioridad.- escribe Tácito - Y es que al contrario, la autoridad de los talentos perseguidos crece , y ni los reyes extranjeros ni los que procedieron con la misma saña  lograron otra cosa que el deshonor para sí y la gloria para ellos "  
(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org





En ese episodio se cuenta como o un joven se acerca a Jesús para preguntarle que debe hacer  para alcanzar la vida eterna, a lo que Jesús replica con la relación de los mandamientos de Dios recogidos por Moisés, pero el joven afirma que ha cumplido con todos ellos  e insiste en saber si tendría que hacer algo más y entonces Jesús le dice "Si quieres  ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que así tendrás un tesoro en los cielos , ven luego y sígueme" (Mateo 19,21-23)  Pero el joven se marchó entristecido pues poseía muchos bienes y no quería desprender de ellos. A continuación Jesús habló a los discípulos "Os lo aseguro: un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos. Os lo vuelvo a decir: más fácil es que un camello  entre por el ojo de una aguja que un rico en el reino de Dios" (Mateo 19, 23-25) Hoy estamos familiarizados con este episodio igual que con muchos otros del Nuevo Testamento incluso aunque no se sea creyente, porque la Biblia es el libro más editado del mundo y su contenido se ha difundido en casi todas las lenguas.  Por eso no nos damos cuenta del carácter revolucionario que podían tener estas palabras en el siglo XII y la impresión que tuvieron que causar en un comerciante rico y piadoso como Pedro Valdo que aunque iría a misa como era preceptivo, al igual que la mayoría del pueblo ni entendía las oraciones  ni conocía el contenido del libro más importante de la fe que profesaba porque tanto unas como el otro estaban en latín. Leer la traducción fue una revelación porque por vez primera llegaban a él las enseñanzas de Jesús sin la intermediación de la Iglesia , lo que le hizo reflexionar sobre ellas y cambió radicalmente su existencia. Aunque en un principio su actitud de desprenderse de todos sus bienes fue bien acogida por la Iglesia  pronto despertó su alarma  por el rápido crecimiento del movimiento  y porque  "era  casi un escándalo - escribe Mestre Godes -  ver a estos simples laicos, poco instruidos, sin  ningún mandato de autoridad eclesiástica, comentar las escrituras a su manera"  La alarma crecía cuando los valdenses crearon escuelas donde enseñaban a los niños el contenido de los evangelios que hasta entonces habían estado fuera del alcance del pueblo.





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Estatua de Pedro Valdo que forma parte del Memorial de Lutero en la ciudad alemana de Worms que encargó una traducción del Nuevo Testamento y de algunos libros del Antiguo Testamento al provenzal, la lengua hablada mayoritariamente en el sureste de Francia, una acción que la Iglesia veía con malos ojos pues rechazaba la lectura autónoma de los creyentes pues eso arrebataba  al estamento eclesiástico su función de intérprete del mensaje de Dios y porque  si todos tenían acceso al texto comenzarían las reflexiones sobre su contenido y significado cuestionando  lo que la Iglesia había interpretado hasta entonces sin oposición. Por estas y otras razones, como las críticas a la opulencia de la Iglesia , Lucio III promulgó en 1184 la bula "Ad abolendam" que condenaba a todas las herejías que coexistían en aquel momento, desde los valdenses a los cátaros,  y ponía en manos de los obispos la persecución y castigo de los herejes dando así inicio a la primera etapa de la Inquisición, la denominada Inquisición episcopal. En la bula encargaba a los obispos o a personas designadas por estos   que
"Una o dos veces al año, inspeccionen la parroquia en las que se sospeche que habitan herejes; y allí obligue a tres o mas varones de buena fama , o si pareciese necesario a toda la vecindad, a que bajo juramento indiquen al obispo o al archidiácono  si conocen allí herejes , o a algunos que celebren reuniones ocultas o se aparten de la vida, las costumbres o el trato común de los fieles. El obispo convoque ante su presencia a los acusados, los cuales sean castigados según el juicio del obispo"
Ya en 1229 durante el  Sínodo de Toulouse, se prohibiría a los creyentes la posesión  tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.La censura religiosa se institucionalizaba
(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org)

 La Iglesia no tardó en reaccionar, y aunque el papa Alejandro III (fecha desconocida - 1181) los recibió en Roma con benevolencia  aunque recomendando  que no predicaran la nueva doctrina y se limitaran a cumplir el voto de pobreza, tal vez esperando que pudieran constituirse en una nueva orden monacal  , cuando Valdo siguió predicando el sucesor de Alejandro II,  Lucio III (1097-1185) , excomulgaba a los integrantes del movimiento valdense en 1182 y dos años más tarde, en el Concilio de Verona, el papa publicaba el 4 de noviembre de 1184  la bula "Ad  abolendam"  en la que proclamaba que "Para abolir la depravación de las diversas herejías que en los tiempos presentes han comenzado a pulular en diversas partes del mundo, debe encenderse el vigor eclesiástico , a fin  de que no sólo la insolencia de los herejes sea aplastada  en sus mismos contados de falsedad, sino también para  que la verdad de la católica simplicidad que resplandece en la Santa Iglesia, aparezca limpia de toda contaminación de los falsos dogmas" y a continuación procedía a la condena no sólo de los valdenses, a los que se refiere como los Humillados a los Pobres de Lyon, sino también contra otros movimientos surgidos en ese tiempo  como los cátaros,  "en primer  lugar -continuaba la bula papal - determinamos condenar con anatema perpetuo a los cátaros y patarinos , y a aquellos que se llaman a sí mismos con el falso nombre de Humillados o Pobres de Lyon, a los Pasaginos, Josefinos y Arnaldistas".  Fue el preludio de la Inquisición que nacería en el siglo XIII,  y los resultados de esta excomunión sería la persecución  de los seguidores de estos movimientos religiosos que osaban prescindir de la Iglesia como intermediaria y que se atrevían a leer los Evangelios en su lengua vernácula observando que el mensaje de pobreza y humildad  que se encontraba recogido en el contenido de los Evangelios no era cumplido por una Iglesia que hacía ostentación de sus riquezas en connivencia con el poder feudal. Como la Biblia no podía ser prohibida, si debía serlo el  acceso a su contenido aunque primero había que destruir a los elementos contaminados. Durante el pontificado de Inocencio III(hacia 1161-1216)  se emprendía en 1209 la llamada Cruzada Albigense dirigida contra los cátaros , a los que se habían unido muchos valdenses, que concluiría en 1244 con la conquista del último reducto cátaro en la fortaleza de Montsegur. 





"El papa Gregorio IX aprueba las Decretales" un fresco  realizado por el taller de Rafael Sanzio (1483-1520) para las Estancias Vaticanas. El papa Gregorio IX, en virtud de su bula Excommunicamus de 1231,  tomó la decisión de poner la Inquisición bajo  su autoridad desplazando a los obispos , que como ya hemos visto , habían sido los encargados de la persecución de la herejía  por encargo del papa Lucio III. De esta forma  se entraba en la segunda etapa de la historia de la Inquisición, la denominada Inquisición Pontificia  que según algunos historiadores era también un intento  del Papa de dar una mayor garantía procesal a los acusados de la que hasta ese momento carecían,  En todo caso ,  la función principal de la Inquisición seguía siendo la persecución de las herejías y un freno permanente a la aparición de cualquier tipo de discrepancia ideológica o doctrinal Aquel que osaba desafiarla  era perseguido , y tanto él como su obra corrían el riesgo de acabar consumidos por las llamas.
(Imagen procedente de quijotediscipulo.wordpress.com)




Pero mientras la cruzada iba exterminando a los considerados herejes, había que tomar decisiones para impedir que algo similar volviera a repetirse y para ello era imprescindible evitar el acceso del pueblo al texto de los Evangelios en sus lenguas vernáculas. En 1229, durante el pontificado de Gregorio XI (1170-1241)  se celebra el Sínodo de Toulouse donde se estable la prohibición a los laicos de poseer tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento "Nosotros prohibimos -reza uno de los cánones surgidos de éste sínodo - que a los laicos le sean permitidos tener los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, al menos que alguien por motivo de devoción desease tener los salmos o los breviarios para oficios divinos o las horas de la Virgen; pero nosotros prohibimos  estrictamente poseer traducción de estos libros"   Señala Werner Fuld que a partir de ese momento "todo aquel que poseía una Biblia  sin pertenecer al clero era sospechoso de herejía y perseguido por la Inquisición". La Inquisición  había nacido en 1184 precisamente en el sur de Francia como ya vimos con la bula "Ad abolendam" del papa Lucio III,   con motivo de los movimientos  religiosos como cátaros y valdenses , estando dirigida por los obispos en sus respectivas diócesis. Sin embargo no había una organización central  y fue el papa Gregorio XI quien en 1231 , mediante su bula Excommunicamus,  ponía a la Inquisición bajo su dirección , iniciando una nueva etapa que los historiadores denominan Inquisición Pontificia porque  depende no de los obispos como hasta entonces sino directamente del Pontífice que a su vez encarga su organización a las órdenes mendicantes, en particular a la orden de los dominicos. No se trata en esta historia de profundizar en el funcionamiento de la Inquisición por lo que nos es suficiente con saber ahora que durante los siglos siguientes cada vez serán más frecuentes las quemas de libros  .  Fue el caso de la obra del teólogo inglés John Wycliff (hacia 1320-1384) , profesor en la Universidad de Oxford que se convirtió en hereje cuando negó el dogma de la transubstanciación, es decir, la presencia real de Jesús en el pan y el vino de la eucaristía, exigiendo que la Iglesia abandonase sus riquezas y terminó por rechazar la autoridad del Papa y de la Iglesia, afirmando que la Biblia  era la única fuente de las verdades cristianas eliminando así el papel de intermediaria de la Iglesia entre el hombre y Dios. Wycliff también sería el responsable de la primera traducción de la Biblia al inglés, poniendo su texto al alcance del pueblo, como dos siglos antes había hecho Pedro Valdo en Lyon. 





"Wycliff da a sus discípulos su traducción de la Biblia "  obra del pintor inglés William Frederick Yeames (1835-1918). Profesor de teología en la Universidad de Oxford , John Wycliff (1320-1384) se hizo eco del descontento del pueblo ante la creciente corrupción de la Iglesia y defendió la necesidad  de que se despojase de todas sus  riquezas y recuperase la pobreza evangélica de sus orígenes.  Atacó la venta de indulgencias y  defendió que los creyentes no necesitaban ni de indulgencias ni de penitencias  para salvar su alma, sino que pueden conseguirlo ellos mismos por sus propios méritos y obras. Gracias a estas ideas se convirtió en el teólogo más celebre de Oxford y contó con el apoyo de figuras influyentes como el duque de Lancaster, Juan de Gante (1340-1399), hijo a su vez del rey Eduardo III de Inglaterra (1312-1377) lo que en buena parte explica que no acabara sus días en una hoguera.   Wycliff comenzó a reunir a su alrededor a un número creciente de discípulos a los que sus detractores dieron la despectiva denominación de lolardos, que parece proceder de una palabra que en Flandes tenía el sentido de hipócrita, aunque también se le da el significado de perezoso u holgazán . Wycliff tradujo la Biblia al inglés y sus seguidores se encargaron de difundir el mensaje por las aldeas de Inglaterra  incluso después de la muerte de Wycliff, al igual que habían hecho los seguidores de Pedro Valdo en Francia dos siglos antes. La persecución contra Wycliff y los lolardos comenzaría en 1378  después de que Wycliff fuera acusado de herejía al negar la transubstanciación  en la eucaristía, es decir, la conversión de la ostia y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. El mensaje de Wycliff recordaba al de los cátaros y los valdenses en lo que se refiere a la exaltación de la pobreza y la denuncia de la corrupción de la Iglesia , y su mensaje caló entre los campesinos ingleses.  Pero aunque murió alejado de los largos brazos de la Inquisición ni sus libros ni su cuerpo escaparían de las llamas. En 1414 era quemada su obra y en 1429 su cuerpo sería exhumado para quemar sus restos . A menudo libros  y autores corrían el mismo y terrible destino de ser consumidos por las llamas
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El escritor y ensayista francés André Maurois (1885-1967) en su  "Historia de Inglaterra" cuenta como  aquella Biblia traducida al inglés influyó sobre el pueblo que por fin tenía acceso directo a su mensaje "Era el tiempo  en que los campesinos empezaban a discutir en las tabernas acerca de los libros sagrados. En esta Biblia que de pronto  se les revelaba encontraban la imagen de un jardín ancestral y paradisíaco donde no existirían ni nobles ni villanos" Al igual que los valdenses y los cátaros los seguidores de Wycliff , a los que se comenzó a conocer como lolardos, fueron de aldea en aldea predicando estas ideas y seducían con su ejemplo "Wycliff no les autorizaba a poseer dinero alguno - señala Maurois - no podían aceptar más que alimento en el momento mismo en que lo necesitaban. Vestidos con largo hábito  de lana burda, marchaban descalzos de aldea en aldea predicando sin descanso. Es fácil imaginar  el efecto que tuvo en los habitantes del campo aquellos hombres jóvenes y ardientes que practicaban la pobreza y la igualdad"  En 1382  Wycliff era condenado por hereje y expulsado de la Universidad de Oxford , pero conservó la libertad y se retiró a su parroquia en Lutterworth .Si conservó la libertad y la vida fue sin duda a que tenía poderosos apoyos dentro de Inglaterra. Gracias a ello pudo morir  en libertad  en 1384. Hubo que esperar hasta el Concilio de Constanza de 1415  para que fuera condenado por hereje junto a otros dos teólogos, el checo Jan Hus (hacia 1370-1415) y el bohemio Jerónimo de Praga (1360-1416), seguidor de las tesis de Wycliff y amigo de Jan Hus.  Tanto Jerónimo de Praga como Jan Hus fueron condenados a morir en la hoguera, mientras que  sus obras también eran pasto de las llamas al igual que los libros de Wycliff. Por cierto, Wycliff , a pesar de estar muerto desde hacía décadas, no escaparía al castigo, sus restos fueron exhumados y quemados en cumplimiento de la pena de muerte en la hoguera.  Pero en este mismo siglo XV se iba a producir un descubrimiento que haría la censura de las ideas mucho más difícil, la invención de la imprenta de tipos móviles  por el orfebre alemán Johanes Guttenberg (1400-1468) y su invención fue una auténtica revolución. Tres siglos más tarde el historiador escocés Thomar Carlyle (1795-1881) escribía sobre el invento de Guttenberg "El primero en reducir el trabajo de los copistas mediante la invención de la imprenta de los tipos móviles  disolvió ejércitos, destituyó a reyes y senadores y creó un mundo democrático nuevo"





Este grabado recoge una de las quemas de libros más célebres de la historia de la literatura.  Pertenece al capítulo VI de la primera parte de "Don Quijote  de la Mancha" del escritor español Miguel de Cervantes (1547-1616). El protagonista, el hidalgo Alonso Quijano, pierde la razón absorbido por la lectura de tantos libros de caballería  hasta que termina convirtiéndose el mismo en un caballero andante para consternación de aquellos que le rodean que le juzgan loco. En el capítulo VI  los amigos de Don Quijote deciden arrojar a las llamas su biblioteca para que el contenido de los libros no siga afectando a su razón. Aunque el cura propone ir mirando los títulos de cada uno de ellos por ver si alguno mereciera salvarse de las llamas, la sobrina de don Quijote  prefiere mandarlos todos a la pira
"No hay para qué perdonar a ninguno de ellos -dice la sobrina de don Quijote -, porque todos han sido los dañadores: mejor será arrojarlos por las ventanas  al patio , y hacer un rimero de ellos, y pegarles fuego ; y si no, llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera , y no ofenderá el humo"
En el mundo occidental esta imagen  hoy sería inimaginable, pero tal vez asistimos a otro fenómeno igual de peligroso, el abandono de la lectura. El escritor estadounidense Ray Bradbury (1920-2012) escribía que 
 "No hace falta quemas libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende que no sabe"
No habría peor censura imaginable que el voluntario abandono de la lectura de libros 
(Imagen procedente de elcuradellugar.wordpress.com)




En efecto, aunque al principio  los libros impresos eran muy caros  gradualmente fueron poniendo  su contenido cada vez al alcance de un mayor número de personas. Pero no fue el único efecto, pues, como explica el historiador Daniel J. Boorstin (1914-2004) en su obra "Los descubridores", el éxito  de los libros impresos  "llevó consigo el triunfo de las lenguas vernáculas , que se convirtieron en las lenguas de cultura en toda Europa Las obras de ciencia aparecieron  no solamente en latín, sino también en inglés, francés , italiano, español , alemán u holandés, nuevas comunidades fueron de repente admitidas en el mundo de la ciencia " Y señala como muestra de la explosión  editorial que vivió Europa a partir de la invención de la imprenta, como "antes de Guttenberg los libros manuscritos existentes en Europa  se contaban por millares . En el año 1500 , medio siglo después de su invención, existían al menos unos diez millones de libros impresos en circulación". Pero esta difusión del conocimiento era también visto como un peligro por la Iglesia que observaba como se facilitaba la difusión de aquellas ideas contrarias al dogma que en los siglos anteriores habían podido contener pero que ahora resultaba mucho más difícil .  Así se entraba en el siglo XVI , marcado por los enfrentamientos y divisiones dentro de lglesia, surgiendo diferentes movimientos reformistas que terminarán separándose de la Iglesia de Roma, desde el luteranismo al calvinismo   además de la separación de la Iglesia de Inglaterra por voluntad de su soberano , Enrique VIII (1491-1547) , naciendo la iglesia anglicana. Habrá quemas de libros por parte de unos y otros ademas de mucho derramamiento de sangre.  Durante el V Concilio de Letrán  que se celebró entre 1512  y 1517 se estableció la obligación de que toda obra impresa llevara la autorización de la Iglesia para poder ver la luz , es decir, se establecía una censura previa de sus contenidos y si no era aprobada no podría ser publicada.  Fue el antecedente  del primer catálogo  de libros prohibidos , el Index Librorum Prohibitorum , donde se recogían todas aquellas obras consideradas perniciosas para la fe cristiana. y que vio la luz en 1559 impulsado por el papa Paulo IV (1476-1559), aunque la primera edición sería impresa en Venecia en 1564 . En el se incluía  un decreto  que castigaba con la excomunión a quien en lo sucesivo pretendiera "escribir , editar, imprimir o mandar imprimir , vender, comprar, dar en préstamo, como regalo o con cualquier otro pretexto , recibir, conservar, guardar o mandar guardar recorriendo a cualquier subterfugio, alguno de los libros  o escritos enumerados en este índice  del Santo Oficio".






Portada de la primera edición de 1564 del Index Librorum Prohibitorum. La invención de la imprenta a mediados del siglo XV por Johannes Guttenberg  fue juzgado por muchos como un peligro que amenazaba a aquellos que hasta entonces habían mantenido el monopolio de la cultura. Respondiendo a estas inquietudes y al deseo de controlar el conocimiento y la difusión de ideas, la Iglesia creó en 1559 el  "Index librorum  prohibitorum et expurgatorum" o "Índice de los Libros prohibidos" , que contenía los nombres de autores y obras que estaban prohibidas en su totalidad o en parte , e incluso sólo fragmentos y afirmaciones que debían ser eliminados. El papa Pío V (1504-1572) , pontífice entre 1566 y 1572, creaba en 1571 la Sagrada Congregación del Índice  que se encargaría de mantener actualizado su contenido incluyendo nuevas obras prohibidas . La última edición fue publicada en 1948  y fue suprimido de forma definitiva en 1966 después del Concilio Vaticano II. La enorme difusión de los libros y con ellos del saber sería el motor que impulsaría el cambio a través del movimiento cultural y social que significó la Ilustración, la redacción de la Enciclopedia y que desembocó en una transformación social a la que daría forma la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano  de 1789  
(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org/)





El Index permanecería en vigor hasta 14 de junio de 1966 cuando fue suprimido por el papa Pablo VI (1897-1978) al terminar el Concilio del Vaticano II. Mientras, además de la censura religiosa  se desarrollaba también la censura política, que irá ganando cada vez más peso a partir del siglo XVIII  para sofocar las corrientes liberales que comenzaban a amenazar el edificio del Antiguo Régimen y sus monarquías absolutas.  Werner Fuld  describe como  funcionaba la censura en el Sacro Imperio Romano Germánico gobernado por los Habsburgo  durante el gobierno de la emperatriz María Teresa (1717-1780)  "Los funcionarios de las aduanas del reino registraban minuciosamente  el equipaje de los viajeros en busca de libros y , cuando los encontraban, y los mandaban a Viena, donde se hallaba la comisión  encargada de la censura. No sólo se prohibían libros enteros sino que , cuando a la censura  no le gustaban algunas partes del libro, se arrancaban páginas  y pliegos enteros"  Su hijo y sucesor en el trono imperial, José II (1741-1790) ponía en cuestión la utilidad de la censura  "¿Acaso no debería temerse más la prohibición  que los libros perniciosos? Pues la primera es lo que lleva a la lectura de los segundos"  incidiendo en la opinión que ya veíamos reflejada al inicio de este artículo sobre la atracción de lo prohibido y la dudosa eficacia de las prohibiciones.. En julio  1789 estallaba la Revolución Francesa  y por toda Francia se producirían asaltos a las mansiones de la aristocracia y la quema de sus bibliotecas. Nos cuenta Fuld como "las bibliotecas, símbolo de los privilegios feudales, fueron pasto de las llamas. Con la orden de destruir todo cuanto recordara e despotismo, la monarquía y la Iglesia , se pretendía borrar el pasado . Y así se demolieron los monumentos y los archivos reales" Una vez más, como vimos en la China del primer emperador, el intento de hacer tabla rasa y borrar el pasado aunque, evidentemente, había demasiados libros par que pudieran conseguirlo, pero en el intento decenas de miles de ejemplares encontrarían su final entre las llamas. De nuevo en el Sacro Imperio, el sucesor de José II, el emperador Leopoldo II (1747-1792) dictaba un decreto  por el cual se prohibía imprimir cualquier escrito que "altere la paz, provoque o pueda provocar errores, desunión  o divisiones, incite a la desobediencia a los príncipes o promueva  la tibieza  en la observancia  de los deberes cívicos o religiosos".





Frederick Douglass portrait.jpg
Fotografía realizada hacia 1879 del editor, escritor y orador Frederick Douglass (1818-1895) que antes de ser un hombre libre nació siendo un esclavo. Así contaba como había aprendido a leer y lo que significó aquello para su vida
"El escuchar con frecuencia a mi ama leer la Biblia en voz alta despertó mi curiosidad sobre el misterio de la lectura, y provocó en mí el deseo de aprender . Hasta entonces no sabía nada de ese arte maravilloso, y mi inexperiencia e ignorancia de lo que podía hacer por mí, así como la confianza en mi ama, me alentaron a pedirle que me enseñara a leer. Mi amo prohibió que su mujer siguiera instruyéndome , pero su voluntad de mantenerme en la ignorancia sólo sirvió para afianza mi resolución de seguir adelante.  En lo concerniente al aprendizaje de la lectura, quizá deba tanto a la oposición de mi amo , como a la amable ayuda de mi excelente ama"
Una vez más la prohibición no servía para detener el ansia de saber, de aprender y de ser libre. ¿Cuántos millones de hombres y mujeres habrán sido apartados del conocimiento , de poder alcanzar su plenitud  como ser humanos sólo por el miedo del poder establecido a la libertad que confiere ese conocimiento?
(Imagen procedente de https://es.wikipedia.org)    
 

Ya en el siglo XIX continuaron las quemas de libros en Europa, como la quema de las obras de ilustrados franceses en 1821 en Nápoles por orden de los Habsburgo mientras que en Estados Unidos los esclavos negros tenían prohibido aprender a leer   para evitar que cuestionaran su estado. Precisamente será un esclavo que aprendió a leer , conquisto su libertad y que luego lucharía por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, Frederick Douglass (1818-1895) quien afirmaría "Cuando aprendas a leer serás libre para siempre"  Los libros se hallaban en la primera línea de batalla entre la libertad  y los que deseaban mantener determinadas estructuras , ya fueran políticas o religiosas. Y esta lucha se prolongaría durante todo el siglo XIX y continuaría  en el siglo XX. Podría detenerme en muchos episodios e historias relacionadas con la destrucción de libros bien por su contenido religioso o político ,  y ya entrados en el siglo XX no faltan ejemplos, desde la persecución de escritores y sus obras en la Unión Soviética , en particular  durante la tiranía de Josef Stalin (1878-1953), o en otro sentido la época de la Caza de Brujas en Estados Unidos durante la década de 1950 liderada por el senador Joseph McCarthy (1908-1957) o la terrible Revolución Cultural que se desarrolló en China principalmente entre 1966 y 1969 durante el gobierno de Mao Zedong (1893-1976) . Y serían sólo tres de los muchos ejemplos que podríamos hallar en el siglo XX. En algún momento del futuro espero poder dedicar espacio a todos ellos , pero en esta ocasión he seleccionado  el episodio que protagonizará  la segunda parte de esta historia  y que nos llevará a Alemania y al año 1933, cuando acababa de ascender al poder  el líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Se llamaba Adolf Hitler (1889-1945)  y apenas cinco meses después de su llegada al poder tendría lugar un holocausto de libros , un sombrío suceso que , aunque entonces  no era imaginable, era el precursor de un holocausto todavía más terrible, el holocausto judío, dando la razón a la célebre frase del poeta y ensayista alemán Heinrich Heine (1797-1856)  contenida en su obra "Almansor"  que vio la luz en 1821  donde se podía leer que "Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos"  Sobre ello tratará la segunda parte de esta historia.

Enlace con la segunda parte de "El holocausto de los libros: mayo de 1933"
http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/07/el-holocausto-de-los-libros-mayo-1933_12.html


Enlace con la tercera  parte de "El holocausto de los libros: mayo de 1933"

http://chrismielost.blogspot.com.es/2016/07/el-holocausto-de-los-libros-mayo-1933_15.html


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