lunes, 12 de noviembre de 2012

GRANDES EXPLORADORES: GERTRUDE BELL EN EL MAR DE SOLEDADES (PRIMERA PARTE)

 
"Dios os hizo inferiores a nosotros y permaneceréis inferiores hasta el final de los tiempos", fueron las palabras con las que era recibida  por el deán de la Universidad de Oxford la que va a ser la protagonista de esta historia, una mujer que encontraría muy lejos de su tierra natal, Inglaterra, su verdadero hogar, entre los beduinos  en las cálidas arenas de los desiertos de Oriente a los que se refería como "Mar de Soledades", una mujer que vivió a caballo, aunque habría que decir con más propiedad a camello, entre el siglo XIX y el siglo XX, recorriendo un mundo reservado casi en exclusiva a los hombres pero donde ella supo no sólo hacerse un hueco, sino ser respetada por todos  y reclamada su presencia para organizar y resolver problemas que los orgullosos  hombres no eran capaces de solventar por sí mismos. Pero esta vida de libertad tuvo un precio, el de la soledad y el desamor que más de una vez hicieron flaquear sus fuerzas "A veces me voy a la cama - escribía en el invierno de 1914 durante una expedición por Jordania y Arabia -con el corazón tan triste que pienso que no podré soportarlo más", aunque bastaba el brillante sol del desierto y el fresco del amanecer para que recobrara el ánimo "Luego llega el amanecer y camino bajo la luz del sol que me reconforta" . Tanto estas palabras como otras que encontraremos a lo largo de esta historia proceden del libro de la periodista, escritora y aventurera española Cristina Morató(1961) contenidas en su obra "Las damas de Oriente" que nos servirá como guía en este relato.
 
Pero hora es ya de conocer a la protagonista de estas palabras y para ello tenemos que viajar en el tiempo hasta el 14 de julio del año 1868, a la localidad de Washignton Hall en el condado de Durham, al noreste de de Inglaterra no demasiado alejada de la frontera con Escocia. Allí nacía una niña que estaba llamada a ser escritora, arqueóloga, directora de un museo, espía, cartógrafa, exploradora y a ser una de las personalidaes más importantes en una nueva nación árabe, Irak. Su nombre Gertrude Margaret Lowthian Bell y era la primera hija del matrimonio entre  sir Thomas  Hugh Bell(1844-1931) y Mary Shield Bell(1844-1871), una familia encabezada por el abuelo de la pequeña Gertrude, Sir Isaac Lowthian Bell(1816-1904), un industrial de la siderurgia en la que también era un gran innovador, que construyó la primera fábrica de aluminio de Inglaterra que utilizaba la bauxita para producir aluminio mediante un sistema inventado en Francia en 1859. Poseía junto a sus dos hermanos la Bell Brothers, que se encargaba de producir un tercio del hierro empleado en Inglaterra, lo que en un país que se hallaba a la cabeza de la industrialización de su tiempo nos permite suponer que era un hombre muy rico que además fue apreciado por sus avances técnicos en el mundo de la siderurgia llegando a ser miembro de la Royal Society en 1874 "por sus conocimientos científicos de química y metalurgia y por sus diversos informes y publicaciones sobre temas de metalurgia y química "
 
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Retrato de Sir Thomas Hugh Bell y su hija Gertrude Bell cuando Gertrude tenía ocho años, hacia 1876, y realizado por el pintor Edward John Poynter (1836-1919). Aunque de carácter fuerte e independiente, Gertrude idolatraba a su padre y no dudaba en obedecerle aunque eso supusiera renunciar al primer gran amor de su vida, como veremos más adelante. También su padre, un hombre de gran cultura y sensibilidad, admiraba a su hija y supo apreciar su inteligencia por lo que hizo algo que debió ser visto por otras familias de la aristocracia como una excentricidad, enviar a su hija a estudiar en la Universidad de Oxford en 1888, que sólo nueve años antes había abierto sus aulas a las mujeres . Tanto su padre, como la segunda mujer de sir Hugh, Florence, serían de un gran apoyo para Gertrude a lo largo de su vida, aunque la mayor parte del tiempo estuvieran separados por miles de kilómetros de distancia (imagen procedente de http://www.thereuntons.com )
 
Así que Gertrude procedía de una familia adinerada y con un abuelo rico, inteligente y muy apreciado en la comunidad  científica inglesa, del que heredaría no sólo su posición social sino también su iniciativa, su espíritu aventurero y sus inquietudes intelectuales.Pero aún faltaban años para esa etapa  de su vida , de momento la tenemos viviendo con sus padres, que se habían casado en 1867, en la mansión familiar propiedad de su abuelo. A Hugh Bell le define Cristina Morató como un "hombre culto y sensible , un auténtico caballero victoriano, que mantendría siempre una estrecha relación de complicidad y mutua admiración con su hija". Pero no permanecerán en Washington Hall mucho tiempo, pues en 1870 la familia se traslada a Red Barns , en la costa bañada por las aguas del Mar del Norte y muy cerca de la ciudad de Middlesbrough . Y será en esta casa donde en 1871 nace el hermano de Gertrude, Maurice Hugh Lowthian Bell(1871-1944), pero este segundo parto debilitó a la madre de Gertrude que contrae una neumonía que acabará con su vida ese mismo año de 1871 con apenas veintisiete años de edad dejando a Hugh solo y a cargo de una niña de apenas tres años y un niño recién nacido. Los dos hermanos quedarían en manos de las sucesivas institutrices que se encargaron de su educación como era lo habitual en las familias de la aristocracia británica, aunque Gertrude mantiene siempre un trato cercano con su padre, que encuentra en ella el único consuelo al su pérdida.
 
Pero el tiempo de luto pasa y el señor Bell encuentra una nueva mujer con la que rehacer su vida y recuperar la alegría, una joven irlandesa de veinticinco años llamada Florence Eveleen Eleanore(1851-1930). Florence iba a ser una bendición para Gertrude porque entre ambas surgiría una inmediata simpatía mutua . Florence era escritora y dramaturga y descubriría a la pequeña Gertrude otro tipo de literatura muy diferente a la que acostumbraban a enseñarle sus institutrices, la leía los fascinantes cuentos de "Las Mil y una Noches" y la hacía soñar con aquellos lugares distantes y exóticos, lo que no quiere decir que no fuera severa con una Gertrude que por entonces era, según Morató, "terca, desobediente y muy temperamental", rasgos de su personalidad que se mantendrían durante el resto de su vida , aunque siempre mantuvo la obediencia a su padre, al que adoraba. En los seis años posteriores al matrimonio en 1876 irían naciendo con una cadencia de dos años los otros tres hermanos de Gertrude,  Hugh Lowthian Bell (1878-1926),   Florence Elsa Bell (1880-1971) y Mary Katherine Bell(1882-1966). La vida de Gertrude se desarrollaba en una placentera rutina entre  la casa de Red Barns, mientras su padre era elegido por tres veces alcalde de Middlesborough y la mansión de su abuelo en Rounton Grange, un lugar rodeado de magníficos jardines y bosques centenarios que sería durante toda su vida el lugar favorito de retiro para Gertrude.
 
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Fotografía de la familia Bell tomada en 1883 , cuando Gertrude tenía quince años . Ella esta en la fila de atrás en el centro. Apenas un año después viajaría a Londres en una edad en la que otras chicas eran presentadas ya en sociedad y preparadas para el matrimonio , que entonces era la principal misión de toda mujer . Primero estudió en el Queen´s College, reservado sólo para chicas de la clase alta, pero su inteligencia no pasaría desapercibida y su profesor de historia fue el que animó a la familia Bell para que la matricularan en Oxford. (Imagen procedente de http://www.therountons.com )
 
Así llegamos a 1884, cuando una Gertrude que ya tiene quince años, es enviada por su padre a Londres para que termine su formación en el Queen´s College mientras vive en la casa de la madre de Florence, una distinguida mujer que recibía en su casa a escritores y arqueólogos que fascinaban la viva imaginación de Gertrude . Aunque ya a su edad lo más habitual era presentarla en sociedad y prepararla para el matrimonio, los brillantes resultados académicos de Gertrude lograron que su profesor de historia insistiera a Hugh Bell para que matriculara a su hija en Oxford, que apenas unos años antes, en 1879, había autorizado por primera vez que estudiaran en sus instalaciones las mujeres, lo que no quiere decir que las mujeres fueran vistas con buenos ojos , pues como hemos visto al comienzo de este artículo , fue recibida con estas palabras del deán de la Universidad "Dios os hizo inferiores a nosotros y permaneceréis inferiores hasta el final de los tiempos", que lejos de amedrentar  a la joven Gertrude hizo que se esforzara aún más y superara a todos sus  compañeros masculinos hasta el punto que en 1888, con veinte años, sería noticia en los periódicos por ser la primera mujer que lograba un sobresaliente en Historia Moderna. Gertrude era una joven de ojos de un intenso color azul verdoso , de cabellos pelirrojos y aunque no era una belleza si era atractiva y sobre todo con una inteligencia seductora para aquellos hombres que no tuvieran miedo a una mujer de carácter y personalidad fuerte y quizás eran estas últimas características lo que habían hecho que aún no estuviera comprometida a una edad en la que otras mujeres ya estaban casadas.
 
Fotografía de Gertrude Bell a los diecinueve años cuando estaba estudiando en la Universidad de Oxford. Escribe Cristina Morató sobre esta joven llena de  sueños que era  "Una muchacha coqueta, arrogante y bastante egocéntrica" lo que intimidó a sus posibles pretendientes , al margen de que ella tampoco encontraba a ninguno de ellos lo bastante interesante como para pensar en enamorarse de alguno de ellos. Añade Morató que "ante la cámara , a pesar de su juventud , mostraba gran seguridad en sí misma y un fuerte carácter" que es lo que nos transmite esta fotografía. Un año después de tomar esta fotografía emprendería su primer gran viaje al extranjero que la llevaría hasta Estambul , entrando en contacto con el mundo oriental que la seduciría para siempre (imagen procedente de http://gutenberg.net.au )
 
Terminado sus estudios se decidió que emprendiera un viaje de cuatro meses por Europa  hasta la capital del Imperio Otomano, Constantinopla, la actual Estambul, tal vez con la esperanza de que durante este viaje conociera a un posible marido, pues en aquella época las mujeres solteras eran miradas como un caso casi excéntrico y digno de lástima y en caso de retrasarse mucho el matrimonio pendía sobre la mujer esa palabra que era tan pesada como una losa sobre su vida social, solterona. Como no podía ser de otra forma, la capital del decadente imperio ,que aún conservaba el lujo y exotismo que había seducido a tantos viajeros del siglo XIX que la visitaron acudiendo a la llamada del misterio de Oriente que tanto cautivó en la época del Romanticismo, también sedujo a Gertrude a la que podemos imaginar recorriendo el Gran Bazar, visitando Santa Sofía y navegando por el Cuerno de Oro. Para terminar el viaje regresó en uno de los trenes más lujosos del mundo, el Expreso de Oriente , que había sido inaugurado cinco años antes, en 1883, que conectaba Estambul con París y que en 1891 adoptaría el nombre por el que pasaría a la mitología de los viajes románticos , el Orient Express. Pero había que volver a la realidad y entre 1890 y 1892 Gertrude Bell vivirá de nuevo en Inglaterra , vistiendo y actuando como se esperaba que lo hiciera una joven de la aristocracia inglesa, acudiendo a fiestas y recepciones, esperando que algún pretendiente interesante y atractivo  se acercara e interesara por ella , un mundo muy lejos de lo que ella esperaba de la vida.
 
Cristina Morató escribe que aquella "fue una etapa muy humillante en su vida" pero ya  sabemos que Gertrude no era una mujer que se dejara conquistar por el desánimo , al menos no esta etapa de su vida aunque si en el futuro como veremos más adelante, y cansada de aquella monótona y vacía existencia   decide cambiarla de manera radical, hace las maletas para viajar a Teherán y visitar a  Frank Cavendish Lascelles(1841-1920) , en aquel momento embajador británico en Persia y tío de Gertrude. Allí encontramos a Gertrude , instalada en la residencia del embajador en mayo de 1892  , fascinada por aquel mundo oriental que tan atractivo había encontrado en Estambul y, lo que más debió alegrar a su padre Hugh y a Florence, halla a un hombre por el que siente una inmediata simpatía , el secretario de la embajada británica, Henry Cadogan , un hombre maduro,tenía diez años más que ella ,y del que escribe a Florence "El señor Cadogan es un auténtico tesoro; es realmente desconcertante  e inmerecido haber tenido que viajar hasta Teherán para encontrar por fin a alguien tan encantador" Viajará con él por los desiertos de Persia, a la que hoy conocemos con el nombre de Irán, y al mismo tiempo que es conquistada por aquellos desiertos que a partir de ahora formaran parte de ella , también se enamorará de Cadogan que la corresponde en sus sentimientos y la propone matrimonio.
 
Fotografía de Gertrude Bell a los veintiséis años de edad, dos años después de su estancia en Persia donde se enamoró de Henry Cadogan.Sobre sus días en Teherán escribía en una de sus cartas "¿No te parece tranquilizador para el espíritu echarse en una hamaca colgada entre dos palmeras , en un jardín persa, leyendo los poemas de Hafiz en un libro de piel ? Así paso las mañanas en esta ciudad. Un arroyo murmura cerca de donde estoy , y los jardineros zoroastros conducen sus aguas  por medio de layas hasta pequeñas acequias  que se pierden por los macizos de flores dispuestos alrededor."Aquellos meses en Teherán estarían entre los más felices que recordaría durante toda su vida (imagen procedente de http://www.punchdrunkcritics.com ) 
 
Escribe una dichosa Gertrude "Aquí soy yo, mi yo femenino que es un cántaro vacío  que los transeúntes llenan a placer , ahora se está llenando de un vino del que jamás había oído hablar en Inglaterra". Pero, por desgracia para Gertrude, su padre, al que tanto amaba y respetaba, se opone al matrimonio porque considera que su hija tiene que aspirar a un matrimonio con un hombre en mejor posición social y económica , y aunque Gertrude trata desesperadamente de convencerle de lo contrario, la decisión está tomada. Quizás pueda sorprendernos hoy que una mujer tan decidida como Gertrude se sometiera sin rebelarse a los deseos de su padre en este asunto, pero Gertrude nunca desobedecía a su padre y esta no sería la excepción. En octubre de  aquel año 1892 estaba de regreso en Inglaterra  y durante los siguientes meses, en un intento por distraer la mente de su amado Cadogan, Gertrude se sumerge en el aprendizaje del árabe al mismo tiempo que escribe sus impresiones sobre su viaje a Persia en una obra titulada "Persian Pictures" que es publicada en 1894. Meses antes de su publicación Gertrude conocería la muerte de Henry Cadogan a causa de una neumonía que le provocó la caída en las aguas heladas de un río mientras montaba su caballo. Gertrude dudaría toda su vida sobre si aquello fue un accidente o un intento de suicido de Cadogan pero sea como fuere, él ya no estaba y el dolor se apoderó de Gertrude. 
 
A partir de ese momento Gertrude dedicará los siguientes años de su vida a viajar por todo el mundo, emprende una vuelta al mundo junto a su hermano Maurice Bell organizado por la empresa Thomas Cook, considerada la primera agencia de viajes de la historia fundada en 1845 por el empresario británico Thomas Cook (1808-1892). A su regreso emprende un nuevo viaje por Europa, visita todas su capitales  y después se enamora de los Alpes  y comienza a practicar el montañismo, convirtiéndose en una hábil escaladora. En 1899 alcanza la cumbre del Meije, de 3894 metros, que no había sido conquistado hasta el año 1877 . Pero además de viajar y escalar montañas Gertrude mantiene una intensa vida intelectual que le llevó a publicar en 1897 una traducción de los poemas del poeta persa Hafiz Shirazi(1325-1389), con el título de "Divan of Hariz". Aquellas poesías tuvieron que traer a la memoria de Gertrude el recuerdo de su amado Cadogan y de aquel mundo oriental que tanto la atraía . Por fin , en 1899 decide regresar a Oriente y su primer objetivo será viajar a Jerusalén, donde había recibido la invitación del embajador alemán en la ciudad, Frederick Rosen, al  que  conoció durante su estancia en Teherán. No penséis que Gertrude emprendía sus viajes ligera de equipaje, dispuesta a la aventura,porque , como lo describe Morató, iba acompañada de "pesados baúles, armarios llenos de ropa, zapatos, sombreros, objetos de tocador, mapas, cámaras de fotos, carretes fotográficos, y pilas de libros". Bastante más que un simple equipaje de mano.
 
Mapa del Imperio de Palmira entre 266 y 272, que se rebeló contra el poder de Roma hasta que fue sometida de nuevo por el emperador Aureliano (hacia 214-275), un territorio que recorrería diecisiete  siglos después Gertrude Bell. En este mapa podemos ver las principales ciudades que visitó entre 1899 y  1900, la propia Palmira, arrasada por un terremoto en el siglo XI, las ruinas de Baalbek en el Líbano, las de Petra en Jordania y las de Jericó en el actual estado de Israel. Sobre Palmira escribe Gertrude Bell "Un paisaje excepcional. Hay una enorme cantidad de columnas alineadas en largas avenidas agrupadas en templos, o bien rotas y caídas en el suelo , o aisladas , como un dedo largo y solitario que apunta hacia el cielo." y añade "Al final está el desierto : arena, blancas extensiones de sal, arena de nuevo, nubes de polvo revoloteando en el aire, y el Éufrates a cinco días de distancia" (Imagen procedente de http://usuarios.multimania.es ) 
 
En Jerusalén se concentra en  sus clases de árabe, del que decía a su padre en sus cartas  que "no creo que llegue a aprender bien el árabe: hay cinco palabras distintas que significan pared y treinta y seis maneras diferentes de formar el plural", aunque los idiomas no eran un obstáculo para una Gertrude que ya hablaba francés, italiano, alemán, persa y turco. Y será entonces cuando realice su primer viaje al desierto organizado en solitario que la llevaría primero a Jericó , considerada la ciudad más antigua del mundo con restos de asentamientos humanos fechados en el 9000 a.C,  y después , siguiendo el valle del río Jordán, llegaron a la legendaria capital del reino de los nabateos, Petra, que había sido redescubierta en 1812 por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt(1784-1817). Pero más que las ruinas de aquellas ciudades míticas, Gertrude se sintió encantada por aquellas jornadas en el desierto, por la vida en el campamento, por los inmensos desiertos cuyas  dunas cantaban tañidas por el viento, por las oscuras noches iluminadas por las estrellas y  el fuego del campamento y ya entonces comenzó a forjarse en su mente un plan para el que aún sabía que no estaba preparada, adentrarse en los desiertos de la Península Arábiga en los que muy pocos se habían aventurado y menos aún habían salido con vida. Pero aún tuvo tiempo , antes de regresar a Inglaterra, de visitar la región habitada por los drusos.
 
Los drusos, aunque ellos se llaman a sí mismos  Ahl al-Tawhīd , que significa "gente de un solo Dios", extienden su territorio por el Líbano, Israel, Palestina,Siria y Jordania, hablan árabe y ellos mismos se consideran islámicos aunque el resto de los musulmanes no les reconocen como fieles al Islam . En su fe se mezclan elementos de la religión judía, cristiana y musulmana con elementos de la filosofía griega , y desde su creación en el siglo XI han tenido que luchar por mantener su independencia religiosa por lo que prohibieron el matrimonio con cualquier persona que no sea druso. Gertrude atravesó su territorio sin sufrir ningún percance y era bien recibida en sus aldeas  e incluso pudo entrevistarse con su líder. Finalmente llega a Damasco, en Siria, y desde allí se dirige ahora hasta otra de las ciudades legendarias de Oriente, Palmira , capital del efímero Imperio de Palmira, que gobernado por su reina Zenobia(245-274) desafió al poderoso Imperio Romano entre el 266 y el 272 y que llegó a extenderse por las actuales Egipto, Israel, Palestina, Líbano, Siria y  parte de Turquía  , hasta que las tropas del emperador romano Aureliano la sometieron en 272. Zenobia fue enviada como prisionera a Roma , donde moriría dos años después, mientras que Palmira, después de un nuevo intento de rebelión, fue arrasada por las tropas romanas en el 273. Aún sería reconstruida años después por el emperador Diocleciano(244-311), aunque no recuperaría su esplendor anterior, y en el año 1089 fue destruida de forma definitiva por un terremoto.
 
Uno de los monumentales monolitos de Baalbek, con mil toneladas de peso y veinte metros de longitud,  que Gertrude Bell visitó en junio de 1900 antes de regresar a Inglaterra. Baalbek. Los arqueólogos hoy consideran que fueron tallados para servir de base a futuros templos que se construirían sobre ellos, aunque las dimensiones colosales que tienen han dado lugar a todo tipo de hipótesis que no son objetivo de este artículo. No se conoce la fecha de fundación de Baalbek , pero estas construcciones son anteriores a la llegada de los romanos. Cuando deja atrás Baalbek, Gertrude permanecerá cuatro años alejada de Oriente, lo que consideraba su verdadero hogar , pero regresaría más preparada . Durante todos sus viajes no adoptó nunca la forma de vestir de los árabes  y así escribía a su padre "No hay que intentar congraciarse con los orientales intentando copiar sus hábitos . Hay que tratar las leyes de los demás con respeto pero también uno será más respetado si sigue las suyas propias. El que sepa que una mujer viene de un linaje alto y honorable, cuyas costumbres son inviolables , es la mejor tarjeta de presentación entre estos pueblos" Era todo un carácter Gertrude Bell(imagen procedente de http://argemto.foroactivo.com )
 
Gertrude se sentía cómoda en aquellas tierras y también apreciada por sus habitantes , como ella misma escribe "En este país soy alguien.¡Soy alguien!. Parece que una de las preguntas  que todo el mundo le hace a los demás es :¿Ha conocido usted a la señorita Gertrude Bell?". En todos los lugares era bien recibida y nunca se sentía en peligro. Aún visitó las ruinas de otra ciudad , ahora en el Líbano, Baalbek , situada a unos 85 kilómetros de la capital libanesa, Beirut, y sede en la antigüedad de un oráculo del dios fenicio Baal y que además de sus ruinas romanas es célebre por sus tres inmensos megalitos conocidos como el Trilitón o la Maravilla de las Tres Piedras, de veinte metros de longitud, cuatro metros y medio de ancho y mil toneladas de peso  cada uno de ellos  que fueron llevadas allí desde una cantera próxima a la ciudad en algún momento anterior a la llegada de los romanos y que aún hoy es un enigma la forma en que pudieron ser trasladadas hasta allí desde la cantera así como su finalidad. Una vez recorrida Baalbek era ya el momento de regresar a Inglaterra en junio de 1900 . Durante los años siguientes Gertrude se preocupará en seguir formándose, estudia idiomas, arqueología y las culturas orientales  al tiempo que acompaña a su padre en largos paseos a caballo, juega al golf, juega al  tenis y hace natación, vuelve a practicar la escalada en los Alpes, da una segunda vuelta al mundo y por fin , en 1904 toma la decisión de regresar a Oriente, con los suficientes conocimientos de historia y arqueología para escribir una obra sobre Siria y Jordania que la convirtiera en una escritora y orientalista respetada. El 4 de enero de 1905 , acompañada por un voluminoso equipaje que incluía también un revólver y  un rifle abandonaba Inglaterra  para dirigirse a Beirut. Iba a comenzar la época más apasionante de la ida de Gertrude, que ya no se detendrá hasta su muerte. Pero eso lo veremos en la segunda parte de este relato de una mujer que se enamoró del Mar de Soledad.

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